A medida que prosigue la guerra en Ucrania, el ejército ruso se enfrenta a importantes retos a la hora de crear reservas que puedan sostener operaciones ofensivas a largo plazo. Según el observador militar ucraniano Kostyantyn Mashovets, Rusia está trabajando en la formación de "reservas estratégicas" que podrían desplegarse antes de una posible ofensiva en el verano de 2024. Sin embargo, debido a la escasez de personal y equipos, es poco probable que estas reservas estén plenamente operativas para entonces.
Un ejemplo clave es el 44º Cuerpo de Ejército (CA) de Rusia, que se está formando dentro del Distrito Militar de Leningrado. Mashovets informa de que, a finales de 2024, este cuerpo sólo dispondrá de unas 55-60% de las armas y equipos necesarios. Del mismo modo, los esfuerzos para duplicar la producción en la 163ª Planta de Reparación de Blindados de Rusia se retrasan y no se espera que cumplan el plazo previsto para el verano de 2024.
Estos retos ponen de manifiesto la incapacidad de Rusia para producir armas y modernizar los sistemas antiguos con la rapidez suficiente para satisfacer las demandas operativas. Como resultado, aunque Rusia puede mantener sus actuales operaciones ofensivas, es poco probable que pueda reunir una fuerza de reserva capaz de penetrar a gran escala en las defensas ucranianas.
Las pérdidas de personal son otro problema importante para Rusia, con pérdidas mensuales estimadas entre 25.000 y 30.000 soldados. A pesar de estas pérdidas, Rusia ha conseguido reemplazarlos mediante esfuerzos de "criptomovilización", que siguen reforzando los esfuerzos ofensivos localizados.
A pesar de estas dificultades, se espera que las tácticas ofensivas de Rusia -reforzadas por su superior artillería y sus capacidades de aviones no tripulados- ejerzan una mayor presión sobre las defensas ucranianas, especialmente mientras persistan los retrasos en la ayuda militar occidental.
En última instancia, aunque Rusia no pueda formar reservas cohesionadas y a gran escala a corto plazo, su capacidad para mantener las operaciones actuales y ejercer presión a lo largo de la línea del frente ucraniano continuará probablemente a lo largo de 2024. Sin embargo, si no se producen mejoras significativas en la producción de equipos y en la generación de mano de obra, seguirá siendo difícil lograr avances significativos desde el punto de vista operativo.
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