Tras la conmovedora Revolución de la Dignidad, Ucrania cumple una década de resistencia frente a la influencia rusa y de búsqueda incesante de su sueño europeo. Las placas conmemorativas en el centro de Kiev, en honor a los caídos en las protestas de 2014, están ahora en medio de campos adornados con banderas ucranianas, símbolo del sacrificio realizado en defensa de la soberanía. El presidente Zelensky reconoce la victoria de la Revolución de la Dignidad, destacando el valor y el triunfo sobre la indiferencia. La líder de la oposición bielorrusa, Sviatlana Tsikhanouskaya, elogia a Ucrania como un faro de esperanza en medio del régimen autoritario de su propia nación. El viaje comenzó cuando los ucranianos se manifestaron contra el rechazo del Presidente Yanukóvich a un Acuerdo de Asociación con la UE, optando por un acuerdo con Rusia. Las protestas posteriores, marcadas por la violencia y el sacrificio, condujeron al restablecimiento de la Constitución ucraniana de 2004 y a la huida de Yanukóvich a Rusia. Sin embargo, el dominio de Rusia persistió, con la anexión de Crimea y la guerra de Donbás. A medida que Ucrania se acerca a las negociaciones de la UE en 2024, el sueño de libertad y dignidad se acerca, pero el paisaje está marcado por el coste de esta búsqueda, reflejado en el creciente campo de banderas ucranianas.
Una década de fuerza: Ucrania reflexiona sobre el legado de Euromaidán
