Un informe reciente obtenido por POLITICO revela que la iniciativa occidental de limitar los ingresos petroleros de Rusia, puesta en marcha hace un año en respuesta al conflicto con Ucrania, ha fracasado en gran medida. A pesar de imponer un tope de $60 por barril al crudo ruso, persisten la elusión generalizada, las trampas en las sanciones y las importantes lagunas jurídicas, lo que permite a Moscú seguir amasando fondos para sus esfuerzos militares. El informe indica que, si bien el tope ha costado al Kremlin 34.000 millones de euros en ingresos por exportaciones durante el último año, su impacto ha sido limitado debido a una supervisión y aplicación inadecuadas. Kiev insta ahora a sus aliados a tomar medidas más duras, proponiendo el enjuiciamiento penal de quienes eludan las restricciones a la energía rusa. Mientras los países de la UE estudian nuevas medidas para reforzar la aplicación, los expertos sugieren amenazar a comerciantes y transportistas con sanciones o rebajar el nivel de precios máximos para aumentar la eficacia de la iniciativa.

Más información en POLITICO.