Las entidades rusas, que se enfrentan a sanciones internacionales, han navegado hábilmente por una compleja red de comercio electrónico, estrategias de envío y redes de intermediarios para asegurarse componentes tecnológicos vitales. La investigación del New York Times, basada en correos electrónicos y registros de telecomunicaciones filtrados, revela cómo Rusia eludió las restricciones comerciales mundiales. A través de canales clandestinos, los comerciantes rusos aprovecharon lagunas jurídicas, contrataron intermediarios en China y recurrieron a países neutrales como Marruecos y Turquía. El artículo arroja luz sobre la agilidad de los proveedores rusos y plantea interrogantes sobre la eficacia de las sanciones occidentales y la necesidad de que las empresas tecnológicas ejerzan un mayor control sobre el destino de sus productos.
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