La entrevista con Kyrylo Budanov, jefe de la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa, profundizó en varios temas significativos. En particular, el tono de Budanov estuvo marcado por una mayor cautela en sus predicciones en comparación con entrevistas anteriores. En lugar de abordar acciones militares concretas, la conversación se desplazó hacia las posibles implicaciones de la guerra en curso en Israel sobre Ucrania.
El debate giró en torno al conflicto israelí, y Budanov aportó su visión de las operaciones en curso destinadas a recuperar el control de los territorios y a luchar contra el terrorismo. Se expresó preocupación por las actividades de Hezbolá en el norte de Israel, pero la situación se describió como bajo control, aunque con incertidumbres sobre la evolución futura.
Un aspecto notable que se abordó fue la posible implicación rusa en el conflicto, con menciones a la transferencia de armas trofeadas de Ucrania al grupo Hamás y a tácticas únicas, como el uso de drones FPV, atribuidas a la influencia rusa. La entrevista arrojó luz sobre acciones más amplias de Rusia, como la emisión en árabe y el traslado de una nave espacial a la órbita de Israel, lo que sugiere una ampliación de las capacidades de inteligencia compartidas con las partes interesadas.
Centrándose en Ucrania, Budanov expresó su opinión sobre el posible impacto del conflicto de Israel en el país. La provisión de ayuda militar podría enfrentarse a retos si persisten los conflictos, haciendo hincapié en garantizar la seguridad de los ciudadanos ucranianos en Israel y la Franja de Gaza.
Se planteó la preocupación global por la posibilidad de acercarse a una tercera guerra mundial, dados los conflictos interconectados que afectan a países comunes. En la entrevista también se habló de los retos a los que podría enfrentarse Ucrania en los próximos meses, sobre todo en el ámbito de las infraestructuras energéticas, haciendo hincapié en la renovada batalla por la electricidad.
En cuanto a la ayuda militar y la diplomacia, en el debate se reconocieron los posibles retos si los conflictos se prolongan en el tiempo. Se subrayó que los esfuerzos ucranianos se dirigen a la seguridad ciudadana y al mantenimiento de la asistencia en materia de seguridad. Budanov transmitió una sensación de urgencia respecto a la necesidad de aumentar las capacidades de defensa aérea de Ucrania.
Se mencionó la central nuclear de Zaporizhzhia (ZNPP), reconociendo la preocupación por un ataque terrorista que se había evitado en el pasado. Aunque se consideró que la crisis inmediata había pasado, se reconoció la persistencia de la amenaza, aunque no se revelaron detalles concretos.
La conversación también se centró en la incertidumbre que rodea a la supuesta muerte de Yevhen Prigozhin, propietario de la empresa militar privada Wagner. Su posible desaparición se consideró un acontecimiento favorable para Ucrania, que sugería un debilitamiento de la PMC.
Figuras generales del ejército ruso, como el General Beseda, fueron identificadas como problemáticas para Ucrania. Budanov aludió a operaciones activas en curso en el territorio de Ucrania orquestadas por la inteligencia rusa, diferenciando los enfoques del GRU y el FSB.
Por último, la entrevista se refirió a la posible duración de la guerra, estimando que los recursos económicos y de equipamiento de Rusia durarían hasta 2025-2026. Se reconoció que los recursos humanos de ambos bandos podrían mantener el conflicto durante un largo periodo. La entrevista concluyó con reflexiones sobre la necesidad de negociaciones y diplomacia sólo después de que concluya la guerra, haciendo hincapié en la salida de los ocupantes de los territorios ucranianos como requisito previo para tales discusiones.
Lea la entrevista completa en Ukrainska Pravda.